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miércoles, 23 de marzo de 2011

Juan Cristina: "La Facultad de Ciencias tiene que formar los mejores científicos del Uruguay del siglo XXI"




El profesor Juan Cristina es decano de la Facultad de Ciencias desde julio de 2010. Preocupado por la formación de los científicos que necesita el Uruguay y de los jóvenes en general, afirma que no se puede enseñar Ciencias sin realizar investigación activamente. Se formó en la Universidad y en el exterior, donde nacieron sus hijos, “es una carrera que tiene sus sacrificios, y por eso hay que tener vocación”, explica.

En Facultad de Ciencias confluye un grupo diverso de disciplinas. ¿Cómo es manejar una institución como esta?

Manejar una institución así es un orgullo para cualquier docente, una tarea con la que yo estoy muy contento. Estoy muy conforme con la forma en que la Facultad se va organizando y los cambios que se van sucediendo. La Facultad se puede manejar si uno tiene objetivos claros, qué es lo que se pretende hacer y qué características la diferencian. Para mí es claro que la Facultad de Ciencias tiene que formar los mejores científicos del Uruguay del siglo XXI.

La importancia que tiene desarrollar una academia está dada por comparación con los países desarrollados. Esos países tienen el 2 por ciento de la población económicamente activa dedicada a tareas de Investigación y Desarrollo, en áreas que van desde las Matemáticas o la Geología hasta la Biología. Nosotros todavía no llegamos al 1 por mil de los investigadores que necesita el país para mantener, entre otras cosas, un ciclo económico positivo como el que está viviendo hoy.

Hacemos mucha investigación, de hecho somos la Facultad que tiene más personas en régimen de Dedicación Total, y yo diría que el 80% de la investigación básica de la Universidad en estas áreas se realiza en nuestra institución. Sin investigadores activos que hagan una fuerte investigación, no vamos a poder formar a los científicos del siglo 21 en el Uruguay, no vamos a poder dejar algo sólido para los que vienen atrás de nosotros, que de hecho son nuestra razón de ser.

Hay estudios que indican que sin un determinado nivel educativo, en general y en los sectores de investigación e innovación, no es posible para una sociedad moderna mantener los ciclos económicos positivos, que son los que permiten generar riqueza y puestos de trabajo genuinos. Esos son claramente los objetivos; la Facultad es sí, muy diversa, pero sus áreas tienen en común la generación original de conocimientos en las disciplinas de las Ciencias Básicas, conocimientos que son la base de las aplicaciones tecnológicas y de la innovación del sector productivo nacional.

De acuerdo con estos objetivos, ¿cuál sería la inserción laboral de los egresados?

La inserción de los egresados debería encontrarse en cualquier sector de la academia y también en el sector productivo público y privado. Esto necesita de la generación de una cultura junto con las empresas del Estado y las empresas privadas del sector productivo nacional, en el sentido de pensar en los científicos que nosotros formamos. Yo he tenido la suerte de ser investigador en Estados Unidos y en Europa, donde realmente hay una cultura de los sectores productivos público y privado, de la inversión en Investigación y Desarrollo. Es allí donde nosotros apuntamos la inserción de nuestros egresados.

También hay que pensar cómo es el mercado del trabajo en el Uruguay, con una visión muy profesionalista en compartimientos estancos, con algunos corporativismos. Si el Uruguay pretende ser un país del siglo 21, hay cosas que son del pasado. La inserción se ve dificultada porque hay legislaciones y determinadas protecciones de algunas profesiones, entonces nuestros egresados se encuentran con un mercado de trabajo con regulaciones que no son para los tiempos que corren, cosa que no pasa en los países industrializados. No obstante, la Facultad tiene una gran preocupación por el tema, y de hecho estamos trabajando sobre ello.

Los científicos tenemos una vocación muy fuerte, estas profesiones son más plásticas, nuestros egresados tienen más capacidad de adaptación en un mercado nuevo, con una formación científica básica que les permite resolver problemas, adaptarse. Pienso que por eso a todos los estudiantes de la Facultad que se han ido al exterior les va bien; estamos comprometidos a formar recursos de calidad, si no se aprovechan en nuestro país, otros países los aprovechan. Hay que preguntarse quién tomaría egresados de Uruguay, un país pequeño, sudamericano; si les va bien, me parece que por algo es.

No hay una conciencia de lo pequeña que es la comunidad científica en el Uruguay, cuánto nos falta. En algunas áreas, como por ejemplo la Física, nos falta mucho. Tenemos un sector académico excelente en algunas áreas de Física teórica, pero en Física experimental nos falta muchísimo, y así con otras áreas. En el Sistema Nacional de Investigadores somos 1400; si comparamos eso con la población activa del Uruguay, entonces recién estamos empezando.

¿Se necesita de una inversión en medios técnicos para enseñanza de tipo práctico?

A unas cuantas disciplinas les hace falta. Esto hay que ponerlo en un contexto; si comparamos la situación de la Ciencia en el Uruguay cuando muchos de nosotros regresamos al país, y la que tenemos hoy, evidentemente ha habido un cambio dramático. Pero con este nivel de inversión hemos llegado hasta cierto grado. Si bien en la Universidad seguimos produciendo conocimiento genuino, tanto en las Ciencias Básicas como en las Sociales y Humanísticas, esa producción tiene una determinada pendiente. Para que esa pendiente se acerque a la que tienen los países industrializados, se necesita inversión en cuestiones fundamentales, por ejemplo en equipamiento científico pesado y de última generación, eso es lo que permitiría dar otro salto. En mi laboratorio, que es experimental, cada 10 años los equipos que tenemos -incluso algunos muy costosos- quedan obsoletos, es decir, lo difícil es la continuidad, que es muy importante.

Otro de los problemas que tenemos es que cuando uno toma la Ciencia como su profesión, hay ciertas etapas que son impostergables. Uno hace la Licenciatura y se puede insertar en la industria o seguir en la academia. Si uno sigue en la academia, hace su tesis de Maestría y su tesis de Doctorado. En los países desarrollados, es inviable que no se realice un Posdoctorado. Es una etapa de tres a cinco años, en que la persona desarrolla una actividad original, y nosotros no tenemos en el Uruguay ningún programa de Posdoctorado.

Yo creo que eso es dramático, porque estamos haciendo un gran esfuerzo para la formación de nuestros jóvenes, que obviamente tienen mejores condiciones que las que teníamos nosotros, pero sin ese programa el éxodo de los investigadores jóvenes es prácticamente inevitable. Esto en Estados Unidos tiene más de 50 años, no estoy inventando nada. Hoy para un joven científico no haber hecho un Posdoctorado es un handicap prácticamente inlevantable para acceder a posiciones importantes. Es inevitable que los jóvenes pretendan hacer lo que hacen otros de su generación en el mundo, la Ciencia es una, la comunidad científica de todas partes del mundo se comunica, se mueve. Se han hecho cambios muy profundos, pero si no hacemos una inversión en equipamiento pesado de calidad, y si no completamos toda la formación de los jóvenes, las cosas llegan a un tope que no se pueden franquear.

¿Qué estaría faltando para un programa de Posdoctorado?

Becas de Posdoctorado, financiación para un ciclo de entre tres y cinco años en que la persona realiza un proyecto en forma independiente. Hay distintas modalidades, en general en otros países hay convocatorias de universidades, de distintas agencias, o contratos. Un jefe de laboratorio tiene muchas responsabilidades porque orienta personas en distintas etapas de formación, que dependen mucho de ese jefe, porque es tutor de sus tesis de Maestría o de Doctorado. Cuando uno llega al Posdoctorado, pasa a ser un investigador independiente, está construyendo sus propias líneas de investigación y es una etapa muy importante; la tesis de Doctorado y el Posdoctorado marcan la carrera de un investigador.

¿La Facultad ofrece nuevos cursos de grado?

Todos los órdenes estamos abocados a un nuevo plan de desarrollo de la Facultad, para tener una programación por objetivos, desde el año 2011 hasta el 2014. El Consejo, el Claustro y los órdenes hemos elaborado documentos y pensamos que en abril este plan de desarrollo concreto va a estar aprobado. En cuanto a diversificación de las propuestas de grado hemos hecho un esfuerzo muy grande. Este año abrimos dos carreras nuevas, que además están en el interior. Si bien hay experiencias de descentralización que tienen muchos años, el proceso actual de descentralización de la Universidad en su conjunto es un proceso sin precedentes, que va a marcar muy fuertemente a nuestra institución.

Estas carreras son la Licenciatura en Recursos Naturales, que se abre en la sede de la Regional Noreste, y otra es la Licenciatura en Gestión Ambiental, que se abre en el Centro Universitario de la Región Este. Son carreras que están relacionadas con los ejes temáticos prioritarios que el CDC estableció para cada regional. Aspiramos a que las regionales sean embriones de un proceso que en 10 o 20 años las transforme en sedes universitarias.

También hay una cantidad de cambios que está realizando la Universidad en su conjunto, intentando que cada vez la formación sea más horizontal, y no en compartimientos estancos verticales. En ese sentido hemos diversificado con los recursos que tenemos. Tenemos nuevos posgrados que son propios, como la Maestria en Biotecnología o la Maestria en Ciencias Ambientales, y una nueva Maestría junto con el PEDECIBA [Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas] en Bioinformática.

Estamos muy consustanciados con el proceso de flexibilización, adaptando todos los planes. Creo que hay un gran trabajo del Claustro de la Facultad que permite acompasar todos estos cambios. La entrada con una previa, que ya era clásica en la Facultad, ahora se extendió a todas, y hay algunos reglamentos que permiten que cuando uno hace un año de una carrera puede acceder a otra. La tendencia es tratar de que el estudiante sea cada vez más de la Universidad y no de un servicio en particular, brindar la mayor flexibilidad posible en la construcción de una currícula.

¿Cómo es la relación de la Facultad con otros centros de investigación científica?

Mi propuesta es que es necesario encarar la coordinación interinstitucional en lo que yo llamo el “corredor de Avenida Italia”. Desde el estadio Centenario tenemos el CUDIM [Centro Uruguayo de Imagenología Molecular], el Instituto de Higiene, luego el Hospital de Clínicas, el Instituto de Investigaciones Clemente Estable, el [Instituto] Pasteur, la Facultad de Ciencias y luego el LATU [Laboratorio Tecnológico del Uruguay]. En unos pocos kilómetros comunicados por una vía rápida, hay una inversión del Estado uruguayo en el sector de Ciencia y Tecnología que es inmensa. No sería lógico que, perteneciendo todos al Estado, trabajáramos descoordinadamente.

Tenemos una excelente relación con nuestros vecinos más cercanos que son el Instituto Pasteur y el Clemente Estable, incluso por razones más temáticas. Esto es muy importante para impulsar ciertas áreas del conocimiento, de muchísima importancia en el futuro. En un artículo publicado en El País de Madrid el año pasado, el Presidente de la República reflexiona sobre la importancia que tiene la actividad de los científicos. En ese artículo él habla de un área que va a tener mucho impacto en dos campos: uno es el diagnóstico en salud y otro es el sector agropecuario. Se refiere al área específica de la Genómica. Hoy se está produciendo una revolución en esa área, que va a tener un impacto que creo que no percibimos, pero que es como en su momento fue la invención del microscopio, hoy se están revolucionando las técnicas para obtener la información genética.

Los países desarrollados, aún aquellos que se dicen en crisis, están invirtiendo en esto, están creando varios centros de Genómica, porque básicamente esas técnicas van a permitir diagnósticos rápidos y prospectivos de diferentes enfermedades en el área de la salud, así como el conocimiento sobre la adaptación de plantas y animales económicamente importantes. Conocer esa información permite ventajas comparativas que van a impactar en el mercado industrial, entonces nosotros empezamos a trabajar en coordinación con otras instituciones. También con el sector empresarial, porque en el país existen nuevos emprendimientos muy importantes, en el área farmacéutica, en energía, etc.

¿Cómo desarrolla la Facultad las tareas de Extensión?

Estamos haciendo una cantidad de actividades de extensión muy positivas. De manera institucional, yo destacaría nuestra relación con la ANEP. Es una muy buena noticia para el sistema de educación pública uruguayo, con el cual estamos comprometidos. Tenemos algunos programas de posgrado conjunto con la ANEP en su formación docente. El año pasado inauguramos un Diplomado para profesores de Geografía. Tenemos otro Diplomado que puede seguir a una Maestría en el campo de la Educación Ambiental, y estamos trabajando de manera muy fuerte en otras disciplinas básicas. Esta relación va a permitir nuevas formaciones para nuestros profesores de Enseñanza Media, así como para algunos de nuestros colegas que hacen el camino inverso, van desde la investigación hacia la docencia.

A su vez tenemos una Unidad de Extensión, en coordinación con la CSEAM [Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio]. Tenemos un trabajo por el cual varias de las actividades están en proceso de creditización. Mi visión es utilizar tareas de Extensión como una herramienta más en la formación de nuestros estudiantes. Desarrollamos varios programas, como el de Ciencia y Comunidad y proyectos del tipo Espacios de Formación Integral (EFI) que integran las funciones universitarias. Por ejemplo, los profesores de Geología han asesorado a una cooperativa de ladrilleros en el Arroyo Carrasco, en lo que tiene que ver con la calidad del agua y cómo se obtiene de las napas freáticas subterráneas; se hicieron muchas actividades de ese tipo.

Estamos en contacto permanente con las instituciones educativas de la zona, hay proyectos estudiantiles de extensión, que son muchos. Somos una Facultad muy abierta, que trata de integrarse cada vez más a su entorno y en particular en el barrio. Es importante recalcar que esta información se puede consultar en el Anuario de la Facultad, cuando uno lee en la prensa afirmaciones de que la Universidad no rinde cuentas, eso no es exacto y no es justo, publicamos un Anuario donde está todo lo que hacemos, cómo se gasta hasta el último peso, quiénes somos y también están estos programas.

Tenemos un programa de visitas para escolares, aproximadamente nos visitan 3000 escolares por año; vienen de escuelas públicas, colegios privados, de Montevideo y del interior. Estamos apostando a los Clubes de Ciencias, una experiencia muy linda que no tiene la difusión que debería. Además de despertar el espíritu crítico, hacer Ciencia tiene mucho que ver con cómo se desarrolla nuestra persona, nosotros contribuimos a crear ciudadanos que se preguntan, que son independientes, que tienen criterio.

Cuando me preguntan sobre cuestiones que tiene que ver con el control de virosis emergentes, yo les puedo decir que los niños de la Unidad Casavalle en su Club de Ciencias diseñaron un procedimiento de control biológico del Aedes aegypti para su barrio que está espectacular, entonces viendo la importancia que eso puede tener en ese contexto, me parece una actividad de extensión fundamental, que estamos apoyando mucho. Yo creo que eso habla solo sobre las cuestiones de extensión y de cómo la extensión de la Ciencia juega un papel fundamental en la creación de ciudadanía.

¿Qué cosas destacaría de su proceso de formación como investigador?

Yo me licencié aquí en la Licenciatura en Ciencias Biológicas, luego hice el Doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid y mi formación posdoctoral en los Institutos Nacionales de Salud, en Estados Unidos. Fue un proceso labrado de dificultades, hay cuestiones que son históricas, somos una generación que vivió muy de cerca el momento muy feo de la historia nacional, la dictadura, y después lo que fue todo el rearmado de Uruguay al retorno de la democracia.

Yo no le puedo decir a los muchachos que esto es fácil, esto no es “Bailando por un sueño”, el liceo se terminó, no sé si alguna vez fue fácil, supongo que para todos quienes tengan una vocación debe ser igual. Cuando hablamos de la deserción, hay aspectos que no tenemos en cuenta, por los que yo he sido criticado. Obviamente el nivel con el que los muchachos egresan de la Enseñanza Media no es el que desearíamos, eso está claro, pero nuestro deber como docentes es comprender a las generaciones. En mi opinión, en un mundo posmoderno donde las cosas pretenden ser muy inmediatas y donde hacer planes a largo plazo que involucren sacrificio quizás no venda, nosotros somos la contracultura de lo que se ve por los medios masivos, pretendemos otros valores.

En realidad, lo que uno siente como mayor es que quizás no haber combatido esas cosas es responsabilidad nuestra. Yo hace muchos años que soy docente, y lo que a uno le queda para cuando se jubile es ver a los estudiantes que pasaron por su aula como profesionales, ese es el orgullo de un docente. Tenemos que hablar de qué valores pretendemos imprimir. En un mundo muy comunicado, donde pretendo que todo sea inmediato, porque tengo el celular y busco en el Google y todo lo que salga en Google está bien, bueno, eso no es lo que, a título personal, debemos pretender. Aquí hay que formarse, vienen cuatro años de sacrificios, entonces hay otras cosas que se pueden aprender aquí y que son importantes.

Creo que la deserción -un tema que a mí me preocupa mucho- es multifactorial, y como docentes debemos reflexionar sobre ello. No es sólo de los estratos bajos, es un tema general que tiene que ver con cómo es el Uruguay hoy, cómo ha cambiado la familia, los valores que se transmiten, etc. No quiere decir que las generaciones anteriores eran mejores, eran distintas. No se trata de estigmatizar a los jóvenes, creo que la falta de referentes generacionales políticos, sociales, deportivos, que nosotros sí teníamos, es otro factor. Eso ha cambiado también en la sociedad y todo eso influye.

La deserción se da sobre todo en los primeros años, y básicamente en el primero; de hecho yo volví a enseñar en primer año porque me parece fundamental que los mayores estén presentes en esa etapa inicial. Nosotros estamos muy preocupados y estamos tomando todas las medidas posibles. Hemos hecho cambios que pueden parecer gerenciales pero que tienen mucho fondo. Estructuramos los horarios en módulos, antes los cursos se distribuían a lo largo del día. Empezamos por el primer año, los muchachos vienen de una enseñanza secundaria muy estructurada en ese sentido. Esto permite que los estudiantes que antes no podían trabajar, tengan la oportunidad de hacerlo. Creo que es una cuestión mínima de lealtad con el sentir de la Universidad que queremos, no podemos tener una universidad a la que no puedan venir aquellos que trabajan.




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